domingo, 26 de noviembre de 2023

Revenge - T1E5 "Señora Parker"

 — Oye— mi maestra me llamó la atención—, no puedes usar teléfono en clases.

 

— Estoy leyendo el libro que nos dijo.

 

— ¿Para qué quieres el libro el físico entonces? Para que te golpee con él en la cabeza de seguro— dijo.

 

— Hay más alumnos que igual lo leen en su teléfono, ¿por qué sólo me reprende a mí?

 

— ¡No me estés rezongando! No tienes ningún derecho, lárgate a la dirección. Mocosa.

 

— P-pero…

 

— ¡A la dirección!

 

Fui arrastrando los pies a la dirección. Esa vieja amargada ya me la había hecho antes. Por si no lo sabían, ella es la mamá de Kissy. Sí, la chica del baño.

 

Cuando era pequeña, y su hija me hacía menos, la señora-profesora Parker era de las madres que se burlaba de mí.

 

— No te juntes con ese fenómeno, mi amor, no queremos que te incite a trastornos alimenticios.

 

Decía la señora. Agh, pero esto no iba a quedar así.

 

— Christopher, ya llevamos tiempo saliendo, así que tengo la confianza de pedirte que me ayudes en algo.

 

— ¿En qué cosa, terrón de azúcar?

 

Sonreí.

 

En la noche, fuimos a la casa de la profesora Parker, y vimos por la ventana como ella estaba en su escritorio. Chris y yo la espiábamos.

 

— Enviaré el correo de una vez— dije.

 

Envié un correo a ella, a su esposo y al director de la escuela, conseguí su correo cuando ella me mandó a la dirección.

 

Envié fotos de como la profesora Parker ligaba con un estudiante, llamado Ethan, en el escritorio de su aula. También adjunté un bonito video donde ella hace el amor con él en la recámara de su casa, donde duerme con su esposo.

 

Ella al abrir el correo, comenzó a verse desesperada. Se agarraba la cabeza como loca. Su esposo al poco tiempo entró y comenzó a discutir con ella…

 

A la mañana siguiente, en su clase, el director entró.

 

— Dadas las circunstancias, la profesora Parker ya no impartirá clases aquí— dijo.

 

— ¿Por cogerse Ethan?— dijo un chico en el fondo.

 

— No puedo confirmar eso.

 

— Pero no lo negó— le respondió el profesor.

 

— En unos días llegará su profesor sustituto.

 

El director salió. Irene se acercó a donde estaba.

 

— Escuché que se los padres de Kissy se divorciarán— comentó.

 

Miré por la ventana, y vi como la profesora Parker lloraba mientras metía una caja con sus cosas en su auto.

 

 

Usted se lo buscó.




domingo, 19 de noviembre de 2023

Revenge - T1E4 "Cony"

 Un chico apuesto había estado siguiéndome. No literal de a cada lado, sino que de vez en cuando iba a verme porque pues, quiere conmigo. Me sentía deseada y eso me gustaba.

 

— ¿Y qué opinas de Christopher?— Irene tenía comida en la boca y apenas pronunciaba bien las palabras.

 

— Es muy lindo— dije entusiasmada.

 

¿Qué? No era el primer chico que me tiraba los perros, pero sí el primero que era bueno y no parecía un patán. Realmente parecía respetarme.

 

— Todo parece ir para bien— le dije.

 

Christopher llegó y se sentó con nosotros. Su rostro era tan lindo, y su rubia cabellera me encantaba.

 

— ¿Cómo está la chica más maravillosa de toda la escuela?

 

Dijo al tomar asiento en nuestra mesa. Estábamos en las mesas del pateo de la escuela. Él colocó una lata de soda frente a mí.

 

— Gracias por ti lindo detalle— sonreí.

 

— Me gustan como pareja, pero me empalagan— comentó Irene.

 

El teléfono de Chris comenzó a sonar por una llamada entrante. Lo revisó y era una llamada de su madre.

 

— Tengo que contestar, las dejo— tomó su mochila y se fue.

 

— Se ve que ha de tener un cuerpazo— dijo Irene—. ¿Ya se lo viste?

 

— No nos sexualices.

 

— Ay, I'm sorry, nena— ironizó—. No digas que no se te antoja.

 

Una chica se acercó a donde estábamos comiendo y dio un manotazo a la mesa.

 

— Tú— dijo.

 

— Hola Cony— dije desinteresada.

 

— ¿Por qué te empeñas tanto en quitarme a Christopher?

 

— Por Dios, Cony, él te dejó hace unos meses porque le fuiste infiel con Declan— dijo Irene.

 

— ¡Eso es mentira!— exclamó— Es culpa de esta víbora que se está enredando con mi Chris bebé. Maldita roba novios, ratera.

 

— ¿Qué dijiste?

 

— ¿No escuchas? Sorda. Eres una maldita ra-te-ra. Y te voy a quemar en redes sociales como una zorra arrastrara.

 

Cony mostró en la pantalla de su teléfono una foto mía donde Declan me estaba levantando la falda.

 

Yo me emputé.

 

Ella presiona un botón de su teléfono, compartiendo la foto en sus redes sociales.

 

— Oops, tengo dedos torpes, lo siento.

 

Ella se fue del lugar.

 

— Me voy a vengar de esa perra— dije.

 

Y había planeado una dulce venganza. Un secreto a voces iba a ser desvelado. Después de unas semanas, había obtenido unas fotos que le mostré a Irene.

 

— Eso es muy fuerte, ¿segura que quieres hacer eso?

 

— Tengo mis motivos.

 

Cuando íbamos en la primaria, una vez una compañera perdió su monedero. Ese día su mamá le había dado mucho dinero, no sé por qué. El chiste es que la bruta perdió su dinero.

 

Después de buscarlo, apareció debajo de mi butaca. Cony en ese momento me llamó “ratera” y todos se burlaron de mí por una semana.

 

Presioné botones por aquí y por allá, y compartí las fotos y videos que había obtenido.

 

Miramos por el pasillo como Cony comenzó a gritar frente a su casillero. Sus amigas intentaban consolarla pero ella sólo gritaba y sollozaba. Todos la miraban raro.

 

Christopher se acercó.

 

— ¿Vieron lo que salió de Cony? Alguien lo compartió— nos mostró su celular.

 

Christopher reprodujo el video donde se ve a Cony robando un collar y unos pendientes de una joyería, y luego unas fotos donde hurtó algunas prendas de una tienda.

 

Cerré mi casillero y caminé por el pasillo, pasando a lado de Cony.

 

— Ra-te-ra— dije.

 

Ella gritó como perra histérica.




domingo, 12 de noviembre de 2023

Revenge - T1E3 "Declan"

 — No puedo creer que haya pasado todo eso.

 

Me dijo mi mejor amiga, Irene. Una chica con la que he comenzado a llevarme ahora que he vuelto a vivir aquí. Le conté lo que pasó con Kissy, ella no se lo podía ni imaginar.

 

Tomé mi bandeja del almuerzo y me levanté del lugar donde comimos, Irene me siguió. Las depositamos en el lugar donde van y nos dirigimos a la salida. Mas sin embargo, pasamos a lado de una mesa llena de testosterona. Así es, una mesa llena de muchachos, machitos, “onvres”, que se la pasaban haciendo un bullicio 24/7.

 

— Hola primor.

 

Un chico alto y fornido saludó. ¿A cuál de las dos? No lo sé. Me detuve en seco pero Irene me llegó por detrás y me susurró que siguiera caminando, me dio un ligero empujón y seguimos avanzando.

 

El muchacho se levantó de la mesa y con paso apresurado se interpuso en nuestro camino. Irene bufó.

 

— ¿Cuál prisa?

 

El muchacho sonrió mostrando sus dientes blancos, pareciese que ayer le habían puesto esas carillas tan blancas color falso.

 

— Seguro te pusiste esa faldita para mí.

 

Se estaba burlando de mi ropa. Pero yo no olvido. Ese chico era Declan, y tengo una anécdota que contarles.

 

Cuando era niña, él se burló de mí por cómo fui disfrazada en una noche de Halloween. Yo vestía de princesa, de Cenicienta. Él decía que era una bola de grasa no podía ser una princesa. Me llamó Gordicienta.

 

Y como si se tratase de las hermanastras, él comenzó a jalar de mi vestido hasta romperlo, destrozándolo y haciendo que se me que cayera, dejándome prácticamente en ropa interior.

 

Todos se burlaban de mí, y yo sólo sollozaba. Inclusive unas madres se llegaron a burlar, no hicieron nada las ingratas.

 

Declan puso una mano encima mío y lo fulminé con la mirada. Acercó sus labios a mi oreja y susurró.

 

— Podemos ir al armario del conserje y ver tu ropa interior, princesa.

 

Abrí los ojos como platos. ¿Me habrá reconocido?

 

Yo reaccioné dándole un rodillazo en los bajos, lo que le hizo quejarse del dolor y caer de rodillas al suelo. Tomé una bebida de la mesa y se la vertí encima. Todos comenzaron a burlarse.

 

— Respétame, degenerado.

 

Salí de la cafetería e Irene iba corriendo detrás mío.

 

— ¿Qué pasó allá?— preguntó.

 

— No dejaré que nadie me falte el respeto así, ningún hombre tiene derecho a tocarme sin consentimiento.

 

— Así es, hermana.




domingo, 5 de noviembre de 2023

Revenge - T1E2 "Kissy"

 Estaba en el baño de la escuela, el “tocador” para Kissy, que no se callaba la boca de estarse arreglando con sus amigas. Que si el rimel, que si el gloss, que si su busto se ve lo suficientemente levantado para poder dejar babeando al profesor de Química con el que se ha querido acostar durante todo el semestre. No lo invento yo, es lo que he podido captar durante todo este rato que me limpio la cola en el baño.

 

No creo que hayan sido conscientes de que había alguien más dentro del baño porque, cuando bajé la palanca para descargar, comenzaron los comentarios interrogándose quién estaba ahí, que si de verdad estaban solas, que si habré escuchado todo lo que dijeron. Yo, no, sí. Las respuestas a todas sus preguntas.

 

Salí un poco tímida del cubículo, intentando que no me vieran. Obvio era imposible.

 

— ¿Por qué caminas así?

 

Preguntó Kissy al ver que mis piernas flaqueaban. Decidí no responder.

 

— ¿Escuchaste lo que dijimos?

 

Preguntó ella. Yo tenía la cabeza baja, mientras me lavaba las manos. Ella me miraba por el espejo, me percaté de ello porque por unos segundos levanté la mirada y nuestros ojos chocaron.

 

— Eres nueva, ¿verdad?

 

No, no lo soy.

 

— Tal vez no me conoces…

 

Sí. Sí te conozco. Recuerdo perfectamente cuando yo estaba en primaria, y tenía mi almuerzo en mi lonchera de My Little Pony. Comía sola en el recreo, como siempre. No, no es que no tuviera tan siquiera una amiga, sino que yo prefería alejarme, se burlaban de ella y prefería no mostrarme con ella porque le decían palabras hirientes.

 

Estaba sentada sola, comiendo el emparedado que mamá me había preparado en la mañana. Le daba mordiscos cuando un grupo de niñas se acercó a mí. Era Kissy y su clica. Ella era esa mocosa que usaba una tiara en la escuela y siempre vestía de rosa. Daba cringe.

 

— Qué rico yogurt— dijo al ver lo que traía de almuerzo—. Dámelo.

 

— Es mío— susurré.

 

— Estás muy gorda ya, si te lo comes, vas a explotar— dijo y lo tomó de mi lonchera.

 

— Eso es mío, me lo dio mi mamá— dije enojada.

 

— Uy, la botijona se puso roja— habló sobre como mi cara se coloró por el enojo—, como una fresa— dijo mientras destapaba el empaque—. Hará juego con el yogurt.

 

Kissy dejó caer todo el yogurt en mi cabeza, empapándome, manchándome y dejándome ahí. Ví como las chicas reían mientras yo lloraba, sola. El resto de niños de acercaron a ver, me rodearon mientras se reían y me señalaban. Yo no podía moverme, sólo estaba ahí sollozando.

 

— Tal vez no me conoces, pero aquí soy la abeja reina— me dijo Kissy viéndome por el espejo—. Debo cuidar mi imagen cariño.

 

Ella se acercó y tomó mi cabello, destapando mi rostro para que pudiera verlo.

 

— No le digas a nadie, ¿entendido?

 

Yo asentí con la cabeza. Abrí la llave del lavabo pero esta se zafó e hizo que el agua salpicara, mojando tanto mi ropa como la de Kissy. Ella dio pasos atrás y gimió de la rabia.

 

— ¿Qué te sucede, maldita?— gritó furiosa.

 

— Lo siento— susurré, casi inaudible porque mi voz se ahogó en mi garganta.

 

Di unos pasos, en falso, porque mis piernas flaquearon, y el agua en el suelo me hizo resbalar. Mis manos pasaron a traer un café helado que una amiga de Kissy sujetaba. Convenientemente, la bebida cayó sobre Kissy, de nuevo.

 

Yo estaba en el piso, como perrito, de rodillas y con las palmas que me detuvieron la caída. Veía a Kissy desesperada, mientras sus amigas le ayudaban a limpiarse.

 

Me paré como pude, resbalando casi cayendo de nuevo al piso por el suelo mojado. Salí corriendo. Cerré la puerta del baño y me quedé afuera, pegada a la pared, con la respiración agitada.

 

— ¡Maldita!— gritó, casi desgarrando su garganta.

 

Entre mi respiración entrecortada, sonreí.