lunes, 15 de enero de 2024

Unexpected - T1E3 "¿Suplantaste a tu amiga?"

 Estaba en la casa de mis padres, ellos veían la televisión mientras yo les cocinaba algo especial para ellos. El timbre suena y mamá va a la puerta a abrir.

— ¡Hija, qué alegría! Pasa, pasa.

Escuché la puerta cerrarse y una voz acercarse. Me sequé las manos y me acerqué a ver quién era. Y ahí estaba Zoey.

— Hola amiguita— sonrió, levantando una bolsa con latas de cerveza en ella.

— ¿Cómo está mi hija no engendrada por mí favorita?— habló mi mamá.

— Muy bien, traje algo para usted— Zoey le entregó una bolsa de regalo.

— ¡Wow, Zoey, te luciste!— mi madre sacó unas cremas de la bolsa— Son de las que me gustan.

Mamá se fue feliz con su bolsa de regalo.

— Escuché que hay regalos— dijo mi padre.

— Papá, no seas materialista— dije.

— Cállate Hailey— me miró feo mi bestie—. Señor Jefferson, le traje los strings que tanto le gustan— le susurró a mi papá.

— Amanda va a estar feliz de que lo estrenemos hoy en la noche— dijo papá feliz, recibiendo una bolsa que Zoey le dio.

— ¿Le diste tangas a mi papá?— dije indignada.

— Créeme, peor fue para mí imaginármelo usándolas.

***

— ¿Cómo te fue en la cita a ciegas?— preguntó Zoey.

Ella y yo estábamos sentadas en la terraza, tomando unas cervezas.

— Te odio, maldita blanca privilegiada— la fulminé con la mirada.

— Uy calla, stan Twitter— le dio un sorbo a su lata—. ¿Qué te dijo? ¿Era guapo?

— Ahhh... pues dos tres— me rasqué la nuca.

— ¿Tenía buen cuerpo?

Mija, creo que te puedo decir que tiene el cuerpo tan trabajado que ese hombre tiene unas chichis más grandes que yo.

— Si estás tan interesada en saber quién era, ¿por qué no fuiste tú?— me quejé.

— Sabes qué pasó la última vez. La cita fue con un hombre negro y yo parecía mamá soltera necesitada de que me rellenaran las entrañas. ¡Y no pude caminar por una semana! ¿Recuerdas que hasta estuve en silla de ruedas?

— Recuerdo que no podías retener la comida por más de diez minutos. Te lo metieron muy profundo y terminaste muuuy abierta, no entiendo cómo permitiste que te lo hiciera por atrás— dije.

— Esa vez estaba necesitada. Vi la oportunidad y me monté en ella— dijo—. Ahora estoy en proceso de recuperar mi virginidad para poder ascender al reino de los cielos cuando llegue mi hora, debo de redimir mis pecados. No podía permitir que otro hombre me revolviera los intestinos, luego la tienen muy larga.

— Seguro el de ayer la tiene chiquita— mentira, se la vi y vale la pena.

— ¿Fuiste la perra despreciable que nadie quiere volver a ver?

— Me dijiste que fuera la zorra, ¡le dije que venía de una orgía! Casi casi le digo que aún me escurría la leche— le reclamé.

— Pues abajo tal vez, porque arriba nomás leche en polvo has de tener— bromeó.

— ¡Hey, no ofendas a Tania y Sofi!— le di un leve puñetazo en el brazo.

— Y... ¿qué hay con Anya?— preguntó mi amiga.

— Pues nada, no he querido verla— miré hacia el cielo—. Sigue llamando pero no tengo intención de contestarle.

— Ya sabes lo que dicen, las relaciones de la preparatoria nunca terminan juntas. Me sorprende que hayan durado más de diez años juntas. Lit fueron la única pareja que han tenido, bueno, hasta donde sabemos— dijo con un tono burlesco—, seguro quiso probar algo nuevo después de comer toda su vida el mismo coño.

— No ayudas, Zoey...

— Debió ser horrible encontrar a quien amas recibiendo un pene de verdad y no uno de plástico que te amarras con una correa— bromeó.

— Cállate, que esa claramente serías tú. ¿Ya olvidaste al castaño ojiazul de la última vez?

— Sabes que yo soy un alma libre, me meto con quien quiero cuando quiero. Ese tipo estaba traumadito pensando que había algo entre nosotros— se defendió Zoey.

— Mujeres, todas son iguales. Mentirosas infieles— la fulminé con la mirada.

— Tú eres mujer también.

— ¡Yo soy diferente!

***

Me encontraba en el minisúper cerca a mi casa comprando algunas cosas. Veía en el pasillo las diferentes toallas femeninas, comparaba marcas porque necesitaba ahora que se aproximaba la visita de Andrés.

— Esas tienen alas, como las que me diste al hacerme creer que estaba en el cielo— dijo una persona que estaba en el pasillo.

— Lo dices como si la mala hubiese sido yo— respondí sin voltear a ver.

— Sabes que una relación es de dos— se acercó a mí.

— ¿Me quieres echar la culpa?— volteé a verla— Yo no fui quien traicionó la confianza de la otra al acostarse con un hombre, ¡UN HOMBRE!— me fui directo a la caja para pagar.

— Pero, podemos arreglarlo, podemos estar en una relación abierta— ella me perseguía por detrás—, ¿has escuchado hablar del poliamor?

— ¿Poliamor? Para tu información, ¡esas cosas se acuerdan con anticipación! No se tiene que enterar uno cuando ya tienes media verga adentro— le grité. Comencé a poner las cosas que llevaba en la caja de cobro.

— Vamos, podemos arreglar esto, hemos salido de varias. Compréndeme, tenía la necesidad de probar algo diferente, necesitaba complacerme. Te lo dije muchas veces pero nunca aceptaste.

— Y debiste respetar mi decisión, o de plano hubieras cortado conmigo antes de hacer tu desmadre. Pero no, preferiste ser infiel Anya— reclamé.

— No me digas así. Por favor, perdóname, bebita fiu fiu...

— Jamás me vuelvas a llamar así, arpía— dije furiosa, mirándola con coraje.

— Son $29 con 85¢— dijo el cajero mientras masticaba un chicle.

— Esa golfa paga— tomé la bolsa con las cosas y salí de la tienda en putiza.

— Son $29 con 85¢— volvió a repetir el chico.

Anya giró los ojos enojada y sacó su cartera de mala gana.



lunes, 1 de enero de 2024

Unexpected - T1E2 "¿Lo cargaste a su cuenta?"

 Miraba mi reflejo en el espejo del baño. Quería esconderme. No quería afrontar la situación.

— Maldita Zoey— susurré.

No sé si vi mal y en verdad ese era el hombre que estaba desnudo conmigo en la cama. Ay, no me puedo imaginar lo que pudo haber pasado allí. Dos personas adultas desnudas en un motel, no creo que hayamos ido a cotorrear, sino a coitorrear.

— Hazlo Hailey— dije al espejo—. Sé la zorra cansona que nadie quiere volver a ver para que no quiera volver a saber sobre ti en su vida.

Acomodé mi cabello, tomé mi bolso y salí del baño, caminando empoderada, como Gigi Hadid en pasarela de Victoria's Secret, meneando mis caderas de lado a lado. Tan pronto lo vi, él también levantó la vista, haciendo que nuestras miradas se cruzaran. Me petrifiqué.

Retrocedí y me escondí detrás de la pared. Respiré hondo, me calmé y volví a agarrar el pedo.

Caminé como potra caballota hacia allá. Él miraba su teléfono por lo que no me notaba. Llegué con paso firme, dando taconazo, y lancé mi bolso a la mesa, para llamar su atención. Él se exaltó, dando un micro brinco. Mi bolsa se abrió así que, con manos torpes, tomé las cosas desperdigadas y las metí. Mi labial había rodado hacia el suelo así que rápidamente me agaché, lo tomé y, al querer levantarme, me metí un putazo en la mesa, sonando un fuerte golpe. Me aguanté el quejido de dolor y recuperé la postura para guardar el labial y ponerme la mano en la cadera, posando.

— ¿Qué no me vas a acomodar la silla?

— ¡Claro! Lo siento.

Él se levantó rápidamente y jaló la silla para que yo pudiese sentarme, después la acomodó para que pueda estar cerca de la mesa.

— Era lo mínimo que tenías que hacer y lo hiciste mal— dije. Miré desganada hacia otro lado.

— Lo lamento, me has agarrado desprevenido con todo lo que sucedió— me respondió.

— Anyways, ¿te vas a presentar? Ni siquiera me dijeron cómo te llamas— y no mentía.

— Soy David Heughan, mi padre es el dueño de TKS Industries.

El hombre tomó mi mano para darme un beso pero cuando la tenía cerca de sus labios, muevo mis dedos y le doy un manazo en la boca.

— Oopsie— apreté los dientes—. Lo siento, los nervios. Es que tengo pulso de maraquera— solté una risita fingida.

Él se relamió sus labios y luego llevó sus dedos a éstos y los sobó delicadamente. Sus carnosos y rosados labios. Dios mío, ¿acaso esos labios estuvieron en los míos? ¡Ni siquiera sé si en los de arriba o los de abajo!

Recuerda Hailey, zorra insoportable.

— Tú debes ser Zoey Hemsworth— sonrió.

— Perdón, creo que escuché mal, ¿cómo mencionaste mi nombre?— dije con voz chillona.

— "Soy"— repitió.

— ¡Ja!— arrugué la nariz— ¡Pero qué falta de respeto la tuya!— lo señalé— ¿Qué a caso no te diste la tarea de investigar con quién ibas a tener una cita?— bufé.

— Tú ni siquiera sabías mi nombre— habló por lo bajo.

— Mi nombre es con "Z", zzz— dije—. Repite después de mí. Zzz.

— Sss— dijo él.

— ¡Como abeja! Zzz.

— Zzz.

— Además, no es "Zoy". Ay, qué irrespetuoso. Es "Zowy".

— ¿"Zowy"?— estaba confundido.

— Sí, "Zowy" Hemsworth.

— ¿Qué te parece si ordenamos?— tomó un menú.

— ¿Qué te parece si nos brincamos al postre?— comencé a tallar mi pie en su pierna, acariciándola.

— ¿Sin siquiera comer la entrada?— se rió.

— Mis labios quieren acción, y no los de arriba— le guiñé un ojo—. Ya ha pasado tanto desde la última vez que alguien los ha consentido.

— ¿Cuándo fue la última vez?— levantó una ceja.

Echándole cuentas y haciendo memoria: ayer, cuando nos acostamos.

— Hace una media hora, ¡por eso llegué tarde! Fue un squirt laaargo— sonreí forzosamente.

— Ah, qué bien— apretó los labios—. Pareces disfrutarlo.

— Me encanta. Tania y Sofi hacen un gran trabajo.

— ¿Quiénes son esas?

— ¡Mis nenas!— acaricié mis pechos— Hace poquito crecieron, cada una de estas chicas está asegurada por $100,000 dólares. Y les encanta hacer rusas— me lamí los labios.

— Suena interesante— él se rió.

Maldito, quiero que te incomodes, no que te excites. Demonios, tendré que usar medidas drásticas.

— Sí, y es que, nos encanta sin globo. Así sentimos más piel a piel. Sólo hay un pequeñísimo detalle— hice un además con las manos.

— ¿Y cuál es?

Me acerqué un poco a él sobre la mesa. Él hizo lo mismo.

— Ya me infecté— susurré.

— ¿Es en serio?

— Sí— asentí con la cabeza—. Soy orgullosamente portadora del sida, por eso sólo lo hago sin condón. Si lo quieren hacer conmigo, tendrán que demostrarme su compromiso.

— Entieeendo— él se echó para atrás.

— Pero sabes, me meto con hombres sólo cuando necesito que me hagan cosquillas, porque soy lesbiana, y me he metido cosas tan grandes por todos los hoyos que sus miembros apenas y los siento— dije.

— Eso es mucha información— sonrió nervioso.

— Entiendo si no quieres volver a saber de mí en tu vida, y mira, yo tampoco quiero volver a verte, entonces, me voy.

Me levanté de la mesa dispuesta para irme, pero él me sujetó de la muñeca, deteniéndome.

— Espera, tengo algo que decir.

— Bien, te escucho— volví a tomar asiento.

— Está claro que no estás interesada en mí, lo cuál es bueno porque con eso que me contaste cero me atrajiste.

— ¿Disculpa?— dije indignada.

— Ambos estamos aquí en esta cita arreglada porque nuestras familias quieren unir sus fuerzas económicas— dijo—. Mi papá, más que nada, me está presionando a contraer matrimonio. Yo por ahora, no quiero.

— Pero si te ves bien ruco, parece que vas a llegar a tus 50's.

— 40's, de hecho— me corrigió.

— Te está dejando el tren— bromeé.

— Como sea. No eres la primera mujer con la que tengo una cita arreglada, pero sí eres la primera que no muestra interés en una relación, lo cuál me conviene por mi desinterés por la misma.

— Ve al grano.

— ¿Te quieres casar conmigo?

— ¿Eh?— dije desconcertada.

— Digo, para seguir evitándonos estas molestias, hay que casarnos para ya calmar a nuestras familias, y que cada quien viva como quiera durante el matrimonio. ¿Te parece la propuesta?

Lo miré feo. Debía seguir en mi papel que me aseguraría un Oscar.

— ¿Yo casarme con alguien como tú? Eww— me metí el dedo a la boca—. Yo no quiero estar a lado de alguien como tú, me das... cosita.

Y no era mentira, sentía incomodidad por todo esto. Me levanté de golpe.

— Te dije que no quería saber nada de ti en la vida, no quiero que te me vuelvas a cruzar por enfrente nunca más— y mentira no era—. Motivos personales tengo— el haberte visto desnudo— así que, jamás, pero jamás me busques. ¿Entendiste? Dile a tus papás que sigan participando.

Di vuelta por la izquierda pero choqué con una camarera, tumbándole su charola al suelo, rompiendo toda la loza que ella traía.

— ¡Agréguenlo a su cuenta!— señalé al tipo.

Corrí hacia la salida pero por las zapatillas altas, a las que no estaba acostumbrada, me tambaleé y caí al suelo, no sin antes pasar a tumbar una estatua que estaba allí, rompiéndose en mil pedazos al estrellarse contra el suelo.

— ¡Eso también!— volví a señalar al tipo.

Me levanté como pude, me quité los tacones y corrí hacia la salida con los zapatos en mano.