domingo, 15 de diciembre de 2024

Revenge - T2E5 "Xavi"

 Viernes por la noche. Algunos chicos de la escuela estaban organizando un pequeño convivio. Desde mi llegada aquí, no había sido invitada a alguna reunión. De hecho, tampoco recibí una invitación personalmente, sino que Christopher nos había llevado a Irene y a mí de colados.

 

— Dijiste que era un pequeño convivio— comenté.

 

— Comparándolo con otras veces…— respondió mi novio.

 

Bajamos de su auto y entramos a la casa, la cual era un desmadre adentro. Había muchos chicos bailando, tomando y drogándose.

 

Estaba con Irene charlando cuando nos dimos cuenta que Christopher se había perdido de nosotros.

 

— De seguro está con sus amigos— gritó Irene para poder escucharla sobre la música.

 

Un chico se acercó a nosotras. Venía un poco (muy) borracho.

 

— Hola primores— le dio una nalgada a Irene.

 

— Xavi— dijo a regañadientes mi amiga castaña.

 

— Aún no me han dado el placer de presentarnos— dijo con su rostro muy cerca de mi cara. Me llegó el hediondo olor a alcohol de su boca.

 

Él traía una botella de cerveza en su mano, la cual rozó en mi entrepierna. Me exalté y arrebaté su mano de ahí. Pero no me puse a la defensiva, no hice un escándalo. Sólo caminé yéndome a otra parte.

 

— ¿Dónde está la lavandería?— pregunté a un chico.

 

— Al fondo del pasillo, a la izquierda.

 

Caminé hasta el cuarto de lavado. Abrí la puerta y encontré a dos chicos con ciertos polvos en el suelo.

 

— Necesito lo más fuerte que tengas, que… te ponga tieso— dije.

 

— Tú a mí me pones tieso— dijo un chico para proceder a meterse el dedo a la nariz.

 

Iba de regreso a la fiesta. Un chico tenía un trago recién servido el cuál le arrebaté, añadí cierto polvillo de hadas a la pócima y fui a donde estaba Xavi.

 

Siempre he sido alérgica a las nueces. Cuando éramos pequeños, en un convivio escolar, nos dieron de postre gelatinas de zanahoria con nueces, pero a mí me dieron sin nueces por mi alergia. Pero Xavi había hecho travesura, pues había intercambiado la mía aún sabiendo que yo era alérgica. Cuando la comí, me hinché mucho de la cara, me puse roja y no podía respirar.

 

— Te pusiste como ardilla, pinche cachetona— se burló Xavi mientras todos reían.

 

Mi último recuerdo era que la maestra llegó corriendo a auxiliarme.

 

Llegué a donde estaba Xavi sentado, en un sofá todo puerco.

 

— ¿Me extrañaste?— dije.

 

— No tienes idea de cuánto— rozó su entrepierna.

 

— Te traje un postrecito— le acerqué el vaso.

 

Él se lo empinó todo y hasta eructó de placer.

 

— Provecho— dije.

 

Xavi comenzó a sacar espuma por la boca, cayó al suelo, estaba convulsionando y sus ojos se habían quedado en blanco. Todos hicieron un círculo alrededor suyo, pero después todos comenzaron a huir de la fiesta cuando se escuchaba las sirenas de la ambulancia acercarse. Irene tomó mi brazo y me jaló hasta la salida de la casa.

 

Que tenga buen provecho.




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