— ¿No fue asombroso?— habló Jason.
Caminábamos otra hora y media hasta nuestras cabañas. Ya oscurecía pero el camino había sido bien iluminado. Aún así no impedía que saliera un animal, las serpientes son recurrentes por acá.
— ¿Lo vieron?— pregunté.
— ¿Qué cosa?
— A él. Al chico.
— ¿Te refieres a Roger?— preguntó Bet.
— ¿Roger está aquí?— Jason pronunció con una voz baja.
— ¡Sí! Es decir, no. Lo vi del otro lado, entre los campistas de Revival.
— Ah... menos mal— Jason hace un ademán y esboza una sonrisa.
— ¿Menos mal? Por fin he tomado el valor de decirle lo que siento y no podré siquiera pasar tiempo con él. ¡Esto es un desastre!
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