— Gracias señor, muy amable— extendí mi mano con unos cuantos billetes para el chófer del taxi como propina.
El viejo letrero que adornaba la entrada me provocó una enorme sonrisa que no reprimí. ¡Estaba en el Campamento LakeWake! El olor a pino me excitaba, me llenaba de emoción. Caminé embobada mirando los alrededores, jalando mi maleta. Mi mochila se atoró con una rama e intenté jalarla, pero no salió.
— Mierda— me quejé, mirando al cielo. Un chico que iba pasando se rió de mí—. Se caballeroso y ayuda a una dama— le apunté mi maleta. Un chico llegó detrás de él y le plantó un beso en los labios, ambos voltearon a verme y se fueron pasándome de largo—. Par de maricas— susurré.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario