domingo, 3 de diciembre de 2023

Revenge - T1E6 "Quentin"

 Había terminado la clase de gimnasia. Estaba cambiándome en los vestidores. Yo me encontraba en toalla, pues había salido de bañarme.

 

— Irene, ¿has visto mi ropa?

 

— ¿No estaba en tu crasillero?

 

— Sí pero… no está ahora.

 

En eso, un chico pasa corriendo y me empuja, haciéndome caer al suelo y que la toalla se me cayera, dejándome al desnudo. Él y otro grupo de chicos me veían y se reían de mí, mientras unos se tomaban fotos.

 

— ¿Buscabas esto?— señala mi ropa, la cuál él tenía— Te ves muy bien desde acá arriba, donde siempre estoy.

 

Choca los cinco con otros machitos y se van del lugar. Malditos. Apreté los dientes con rabia.

 

Durante la noche, Christopher y yo entramos al gimnasio mientras que Irene vigilaba la puerta. Hice que Chris se subiera a una de las sogas de escalar y cortara el lazo para que se pudiese romper con facilidad.

 

Hace unos años, un día estaba en el parque de juegos. Mi madre fumaba un cigarro por ahí mientras que yo estaba en los columpios. Quise subir a la resbaladiza, y cuando estaba en la cima, un niño mimado llegó por atrás diciendo que yo no podía estar allí por gorda y que parecía pobre.

 

— Sácate, albóndiga.

 

El niño me empujó, no por la rampa, sino por al lado, haciéndome caer al suelo. Me golpeé fuerte la cabeza y se me abrió, desangrándome.

 

— Yo siempre estaré arriba mirando la basura de abajo— dijo, sacándome la lengua.

 

Algunas madres me veían raro, y mi mamá tardó varios minutos en ir a verme. Se encontraba ocupada en el tabaco.

 

Al día siguiente en la escuela, Quentin y yo teníamos que hacer una carrera en las sogas para ver quién lo hacía más rápido. El entrenador hizo sonar el silbato y comenzamos a escalar.

 

Ambos estábamos muy arriba, cuando la soga de Quentin tronó y él cayó al suelo. Yo soné la campana de la cima.

 

— Ahora estás abajo y yo estoy arriba.

 

Bajé de la cuerda. Vi que un charco de sangre se había formado en el suelo. Quentin se había abierto la cabeza. Lo llevaron al hospital de inmediato.

 

— No puedo creer que esto provocó que Quentin se lastimara— dijo Irene preocupada.

 

Yo me agaché y embarré mis dedos con la sangre de Quentin. La olí.

 

— Me gusta esto…




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