lunes, 1 de enero de 2024

Unexpected - T1E2 "¿Lo cargaste a su cuenta?"

 Miraba mi reflejo en el espejo del baño. Quería esconderme. No quería afrontar la situación.

— Maldita Zoey— susurré.

No sé si vi mal y en verdad ese era el hombre que estaba desnudo conmigo en la cama. Ay, no me puedo imaginar lo que pudo haber pasado allí. Dos personas adultas desnudas en un motel, no creo que hayamos ido a cotorrear, sino a coitorrear.

— Hazlo Hailey— dije al espejo—. Sé la zorra cansona que nadie quiere volver a ver para que no quiera volver a saber sobre ti en su vida.

Acomodé mi cabello, tomé mi bolso y salí del baño, caminando empoderada, como Gigi Hadid en pasarela de Victoria's Secret, meneando mis caderas de lado a lado. Tan pronto lo vi, él también levantó la vista, haciendo que nuestras miradas se cruzaran. Me petrifiqué.

Retrocedí y me escondí detrás de la pared. Respiré hondo, me calmé y volví a agarrar el pedo.

Caminé como potra caballota hacia allá. Él miraba su teléfono por lo que no me notaba. Llegué con paso firme, dando taconazo, y lancé mi bolso a la mesa, para llamar su atención. Él se exaltó, dando un micro brinco. Mi bolsa se abrió así que, con manos torpes, tomé las cosas desperdigadas y las metí. Mi labial había rodado hacia el suelo así que rápidamente me agaché, lo tomé y, al querer levantarme, me metí un putazo en la mesa, sonando un fuerte golpe. Me aguanté el quejido de dolor y recuperé la postura para guardar el labial y ponerme la mano en la cadera, posando.

— ¿Qué no me vas a acomodar la silla?

— ¡Claro! Lo siento.

Él se levantó rápidamente y jaló la silla para que yo pudiese sentarme, después la acomodó para que pueda estar cerca de la mesa.

— Era lo mínimo que tenías que hacer y lo hiciste mal— dije. Miré desganada hacia otro lado.

— Lo lamento, me has agarrado desprevenido con todo lo que sucedió— me respondió.

— Anyways, ¿te vas a presentar? Ni siquiera me dijeron cómo te llamas— y no mentía.

— Soy David Heughan, mi padre es el dueño de TKS Industries.

El hombre tomó mi mano para darme un beso pero cuando la tenía cerca de sus labios, muevo mis dedos y le doy un manazo en la boca.

— Oopsie— apreté los dientes—. Lo siento, los nervios. Es que tengo pulso de maraquera— solté una risita fingida.

Él se relamió sus labios y luego llevó sus dedos a éstos y los sobó delicadamente. Sus carnosos y rosados labios. Dios mío, ¿acaso esos labios estuvieron en los míos? ¡Ni siquiera sé si en los de arriba o los de abajo!

Recuerda Hailey, zorra insoportable.

— Tú debes ser Zoey Hemsworth— sonrió.

— Perdón, creo que escuché mal, ¿cómo mencionaste mi nombre?— dije con voz chillona.

— "Soy"— repitió.

— ¡Ja!— arrugué la nariz— ¡Pero qué falta de respeto la tuya!— lo señalé— ¿Qué a caso no te diste la tarea de investigar con quién ibas a tener una cita?— bufé.

— Tú ni siquiera sabías mi nombre— habló por lo bajo.

— Mi nombre es con "Z", zzz— dije—. Repite después de mí. Zzz.

— Sss— dijo él.

— ¡Como abeja! Zzz.

— Zzz.

— Además, no es "Zoy". Ay, qué irrespetuoso. Es "Zowy".

— ¿"Zowy"?— estaba confundido.

— Sí, "Zowy" Hemsworth.

— ¿Qué te parece si ordenamos?— tomó un menú.

— ¿Qué te parece si nos brincamos al postre?— comencé a tallar mi pie en su pierna, acariciándola.

— ¿Sin siquiera comer la entrada?— se rió.

— Mis labios quieren acción, y no los de arriba— le guiñé un ojo—. Ya ha pasado tanto desde la última vez que alguien los ha consentido.

— ¿Cuándo fue la última vez?— levantó una ceja.

Echándole cuentas y haciendo memoria: ayer, cuando nos acostamos.

— Hace una media hora, ¡por eso llegué tarde! Fue un squirt laaargo— sonreí forzosamente.

— Ah, qué bien— apretó los labios—. Pareces disfrutarlo.

— Me encanta. Tania y Sofi hacen un gran trabajo.

— ¿Quiénes son esas?

— ¡Mis nenas!— acaricié mis pechos— Hace poquito crecieron, cada una de estas chicas está asegurada por $100,000 dólares. Y les encanta hacer rusas— me lamí los labios.

— Suena interesante— él se rió.

Maldito, quiero que te incomodes, no que te excites. Demonios, tendré que usar medidas drásticas.

— Sí, y es que, nos encanta sin globo. Así sentimos más piel a piel. Sólo hay un pequeñísimo detalle— hice un además con las manos.

— ¿Y cuál es?

Me acerqué un poco a él sobre la mesa. Él hizo lo mismo.

— Ya me infecté— susurré.

— ¿Es en serio?

— Sí— asentí con la cabeza—. Soy orgullosamente portadora del sida, por eso sólo lo hago sin condón. Si lo quieren hacer conmigo, tendrán que demostrarme su compromiso.

— Entieeendo— él se echó para atrás.

— Pero sabes, me meto con hombres sólo cuando necesito que me hagan cosquillas, porque soy lesbiana, y me he metido cosas tan grandes por todos los hoyos que sus miembros apenas y los siento— dije.

— Eso es mucha información— sonrió nervioso.

— Entiendo si no quieres volver a saber de mí en tu vida, y mira, yo tampoco quiero volver a verte, entonces, me voy.

Me levanté de la mesa dispuesta para irme, pero él me sujetó de la muñeca, deteniéndome.

— Espera, tengo algo que decir.

— Bien, te escucho— volví a tomar asiento.

— Está claro que no estás interesada en mí, lo cuál es bueno porque con eso que me contaste cero me atrajiste.

— ¿Disculpa?— dije indignada.

— Ambos estamos aquí en esta cita arreglada porque nuestras familias quieren unir sus fuerzas económicas— dijo—. Mi papá, más que nada, me está presionando a contraer matrimonio. Yo por ahora, no quiero.

— Pero si te ves bien ruco, parece que vas a llegar a tus 50's.

— 40's, de hecho— me corrigió.

— Te está dejando el tren— bromeé.

— Como sea. No eres la primera mujer con la que tengo una cita arreglada, pero sí eres la primera que no muestra interés en una relación, lo cuál me conviene por mi desinterés por la misma.

— Ve al grano.

— ¿Te quieres casar conmigo?

— ¿Eh?— dije desconcertada.

— Digo, para seguir evitándonos estas molestias, hay que casarnos para ya calmar a nuestras familias, y que cada quien viva como quiera durante el matrimonio. ¿Te parece la propuesta?

Lo miré feo. Debía seguir en mi papel que me aseguraría un Oscar.

— ¿Yo casarme con alguien como tú? Eww— me metí el dedo a la boca—. Yo no quiero estar a lado de alguien como tú, me das... cosita.

Y no era mentira, sentía incomodidad por todo esto. Me levanté de golpe.

— Te dije que no quería saber nada de ti en la vida, no quiero que te me vuelvas a cruzar por enfrente nunca más— y mentira no era—. Motivos personales tengo— el haberte visto desnudo— así que, jamás, pero jamás me busques. ¿Entendiste? Dile a tus papás que sigan participando.

Di vuelta por la izquierda pero choqué con una camarera, tumbándole su charola al suelo, rompiendo toda la loza que ella traía.

— ¡Agréguenlo a su cuenta!— señalé al tipo.

Corrí hacia la salida pero por las zapatillas altas, a las que no estaba acostumbrada, me tambaleé y caí al suelo, no sin antes pasar a tumbar una estatua que estaba allí, rompiéndose en mil pedazos al estrellarse contra el suelo.

— ¡Eso también!— volví a señalar al tipo.

Me levanté como pude, me quité los tacones y corrí hacia la salida con los zapatos en mano.



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