Estaba en la calle, apenas afuera de donde vivo, teniendo mi hogar a mis espaldas. Poco después de que Josh salió de mi casa, me apresuré para salir con la excusa de que Josh se había adelantado, así mis papás no dudarían en darme permiso. Después de ello, me escondí para que no toparme con Josh y que fuera descubierto. Un plan perfecto.
Ahora que estoy afuera, mi plan es llegar a la heladería para poder probar un delicioso postre cremoso de chocolate. Sólo necesito recordar hacia donde era la estación del metro. Pienso tres segundos y decido ir a mi derecha. Lo dudo otros seis y comienzo a caminar hacia mi izquierda. Avanzo unos cuantos metros dando vuelta en la esquina, y avanzo un poco más para terminar regresando a donde estaba e irme ahora para la derecha.
En lo que camino, veo un letrero que indica hacia donde estaba el metro. Voy por buen camino.
Al cabo de unas cuadras más, logro encontrar al fin las escaleras que dirigen al subterráneo por las que Josh y yo bajamos la vez pasada.
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